domingo, 6 de noviembre de 2011

“El amor, la mejor medicina”

Todos hablamos de amor, pero ¿Qué queremos decir realmente? Es cierto, que no todos utilizamos el término “amor” de la misma manera. Es un tema muy amplio y tratado en diferentes ámbitos, por lo que existen diferentes acepciones.
La Real Academia Española define el término amor como el “sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. Se refiere por tanto a la unión sexual con la persona amada. Sin embargo, me parece que algo falta en esta expresión. En mi opinión, cuando alguien habla de amor, no se refiere únicamente al amor entre una pareja, sino al amor entre seres queridos. Por ello, creo que es imprescindible distinguir el término “amor” del término “enamoramiento” el cual, según la RAE significa “excitar en alguien la pasión del amor”. Por esta regla de tres, yo siento amor por mis padres, hermana y amigos, pero no estoy enamorada de ellos.
La conclusión a la que he llegado tras esta reflexión  es que no hay una frase que describa el amor. No es un simple sentimiento, sino que se demuestra mediante acciones.
En una familia, el amor es algo indispensable. Tenemos que respetarnos, aceptarnos y cubrir nuestras necesidades los unos a los otros. Mirar conjuntamente a un mismo lado, en lugar de que cada uno actúe por su cuenta. Todos y cada uno de los miembros de una familia tenemos la capacidad de dar amor al resto. Nacemos amando a nuestros padres, abuelos… y con solo una simple sonrisa, ellos sonríen. Desde ese momento, nunca debíamos dejar de darles amor, mostrarle nuestro afecto, y de dedicarles una de nuestras sonrisas.
Después de muchos años de estudio en la facultad de Medicina, uno se da cuenta de que la mejor medicina es el amor. Muchas de las enfermedades se superan si se cuenta con un apoyo infalible: el amor de los familiares y amigos.
El doctor Bernie Siegel habla del amor como guía hacia la salud. Bernie es profesor universitario de medicina y se dedicó a la cirugía general y pediátrica. Pero actualmente se dedica a realizar charlas y talleres sobre “cómo aprender a usar la fuerza del amor, estimular el potencial sanador de toda persona ante la enfermedad y poder disfrutar de la vida en cada momento”. En su libro “Amor, medicina milagrosa” cuenta una anécdota del centro de investigación oncológica de su hospital donde se trataba con cobayas: mientras un científico hablaba y acariciaba a un grupo de cobayas durante el proceso de investigación en el que les introducía células cancerígenas, otro científico no lo hacía. Al final, el grupo de animales que habían sido tratados con cariño tardaban más en enfermar.
Para los seres humanos es muy importante el afecto. Por ello, estemos o no enfermos tenemos que mostrar y recibir el afecto de nuestros seres queridos. ¡Cuesta tan poco y es tan reconfortante!

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