Como bien es sabido en toda España, no hace mucho se dio lugar el debate político entre los dos candidatos a la presidencia española. Aun así, ¿existe realmente un debate político en España? Obviamente, entre los que se dedican a esta profesión, sí –aunque a veces se aleje de su verdadero fin–. Y el resto de ciudadanos, ¿debate sobre este tema?, ¿reflexiona para decidir su voto? ¿Puede una persona de izquierdas darle su voto a la derecha sin saberlo, por desconocer el carácter de sus ideales –y por desconocer muchos otros temas–? Claramente, sí. Es más, ése será el denominador común en todas las Comunidades Autónomas en las siguientes elecciones. La frase más dicha estos días anteriores a las elecciones es: “Como con uno nos ha ido mal, que les den y votaré al otro”. Es en estas palabras –pronunciadas desde la ignorancia– donde nace la falta de coherencia con uno mismo. Es por esta frase que un ciudadano de izquierdas votará a un partido cuyas primeras medidas serán homófobas y dirigidas a la privatización de servicios públicos.
Los políticos y personas de poder conocen muy bien esta “cómoda” ignorancia para la ciudadanía, este “cómodo” dejarse llevar, y poseen retorcidas y silenciosas estrategias para sacar partido de ello. Y es que en la actualidad, ¿quién levanta la vista de su ombligo?, ¿quién busca verdaderamente ese “bien común” tan preciado en la Grecia antigua? Un clarísimo ejemplo de ese egoísmo y de ese “pisotear al prójimo” se puede hallar en el candidato popular, Mariano Rajoy; este señor defiende su candidatura asegurando que él posee la clave para el cambio en España, que si es nombrado presidente de España, la situación cambiará. ¿Y cuál es el porqué de la afirmación sobre el señor Rajoy? Sencillo. Si de verdad poseyera la solución para atisbar por fin la luz al final del túnel y realmente desea, como él alardea, el bien al pueblo español, se habría reunido con el actual presidente para mostrarle esa “fórmula mágica”. No obstante, durante todo el período de crisis, no se ha publicado ninguna noticia sobre una reunión de estos dos políticos para compartir ese secreto revelado. ¿Por qué? Sencillo de nuevo. El señor Rajoy –como otro cualquier político o persona de poder– debe asegurarse su puesto en la presidencia pisoteando a la competencia y abusando de la ignorancia generalizada. Es más sencillo prometer vanidades y vender falsas ilusiones.
Todo lo expuesto hasta aquí se resume en dos ideas claras: la ignorancia y el egoísmo como rey y reina de las motivaciones de las personas.
El masculino de ese matrimonio real es el protagonista del último punto a tratar de este ensayo. Este rey de las axiologías actuales es el culpable de la ruptura de la paz económica instaurada hasta el principio de la tan ya conocida crisis mundial. Tales y tan avariciosos son los antojos del rey egoísmo, que el sólo egoísmo de una o dos personas de una sola empresa de un sólo país, ha llevado a la quiebra a millones de personas en millares de empresas en decenas de países.
Nosotros, como jóvenes veinteañeros, no sabemos cuál es la clave para alcanzar la paz en el mundo; aun así, hay una idea que sí nos es evidente: el egoísmo no es el camino, como se ve en el anterior ejemplo real. Algo también claro es la lejanía de la paz mundial: el egoísmo todavía intoxica demasiado a las personas, desde el caso español hasta los Señores del petróleo, pasando por cualquier entidad bancaria, gobierno u hogar del mundo.
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